Depresión

¿Se siente infeliz constantemente? ¿Ha dejado de disfrutar con cosas que antes le hacían sentir bien? ¿Se siente sin energía o ganas para realizar las actividades del día? ¿Tiene problemas de sueño? ¿Ha tenido alguna idea acerca de que no merece la pena vivir? ¿No encuentra el sentido a la vida? ¿Hace cuánto tiempo que sufre este malestar? ¿Con qué frecuencia tiene estos sentimientos? ¿Le generan una intensidad elevada de malestar?


Breve descripción del trastorno

La depresión es un trastorno del estado de ánimo en el que hay  un estado de abatimiento e infelicidad permanente o temporal.  Interfiere en la vida diaria y un funcionamiento normal, por lo que causa dolor tanto para quien lo sufre como para quienes le rodean. Todos vivimos este sentimiento de melancolía o  tristeza e incluso nos planteamos el sentido de la vida, pero es pasajero y desaparece en unos días.

Habría que distinguir varios tipos de trastornos depresivos:

  1. Trastorno depresivo mayor: se caracteriza por uno o más episodios depresivos mayores (p. ej., al menos 2 semanas de estado de ánimo depresivo o pérdida de interés, acompañados por, al menos, otros cuatro síntomas de depresión).
  2. Trastorno distímico: se caracteriza por, al menos, 2 años en los que ha habido más días con estado de ánimo depresivo que sin él, acompañado de otros síntomas.
  3. Trastorno depresivo no especificado: se incluye para definir los trastornos con características depresivas que no cumplen los criterios para un trastorno depresivo mayor, trastorno distímico, trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo o trastorno adaptativo con estado de ánimo mixto ansioso y depresivo (o síntomas depresivos sobre los que hay una información inadecuada o contradictoria).

Síntomas destacados

  • Estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces.
  • Pérdida de placer en actividades habituales, como en la actividad sexual.
  • Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño.
  • Cambio grande en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso.
  • Cansancio y falta de energía.
  • Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa.
  • Dificultad para concentrarse.
  • Movimientos lentos o rápidos.
  • Inactividad y retraimiento de las actividades usuales.
  • Sentimientos de desesperanza y abandono.
  • Pensamientos repetitivos de muerte o suicidio.
  • Baja autoestima, arrebatos de ira.

En el caso de los niños, es posible que no tengan los síntomas de la depresión en los adultos, hay que fijarse en los cambios en el rendimiento escolar, el sueño y el comportamiento.

No todas las personas con enfermedades depresivas padecen los mismos síntomas. La gravedad, frecuencia, y duración y el inicio de los síntomas pueden variar según la persona y su enfermedad en particular.


Propuesta de abordaje terapéutico

Suele ser necesario combinar un tratamiento farmacológico con la psicoterapia. El objetivo principal sería proporcionar el apoyo necesario para aumentar la autoestima, y que poco a poco se vaya recuperando el interés de nuevo. Habría que realizar psicoeducación para enseñar cómo influyen nuestros pensamientos en nuestras emociones y nuestras conductas, cómo cambiando una se pueden cambiar las otras. Habría que trabajar los pensamientos negativos o catastrofistas que se tienen sobre uno mismo y sobre la vida para poder hacer esto. Abordar las emociones negativas y aprender a cuantificarlas para no darlas siempre un significado más dramático del que merecen. Evaluar si existen ideas de suicidio o intentos y valorar el riesgo y trabajar sobre esto prioritariamente. Proponer pautas para un estilo de vida ordenado y saludable es muy beneficioso en estos casos, y no caer en malos hábitos (bebida, drogas, obesidad…). Entrenar las habilidades sociales para relacionarse con los demás. Orientar y apoyar también a la familia para saber cómo actuar.

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