
Duelo Patológico
¿Hace más de un año que falleció un ser querido? Desde su pérdida ¿siente una tristeza profunda con sensación de dolor que parece que no podrá recuperarse? ¿Se reprocha no haber hecho lo suficiente por esta persona y se desprecia por este motivo hasta el extremo de sentir rabia, ira y remordimientos? ¿Ha perdido el apetito, le resulta difícil conciliar y mantener el sueño, no tiene energía para hacer las tareas del día a día? ¿Siente que no puede pensar con agilidad y no se acuerda de las cosas? ¿Tiene recuerdos o fantasías relacionadas con la relación perdida? ¿Tiene sentimientos de soledad o vacío?
Descripcion del trastorno
Llamamos duelo patológico a aquel que por su persistencia en el tiempo e intensidad ha llevado al individuo a condicionar o detener su vida laboral, social, académica, orgánica.
Las manifestaciones del duelo patológico son físicas y psicológicas. A nivel psicológico, los pacientes pueden reprocharse no haber hecho lo suficiente por el difunto y mostrar irritabilidad inusual contra terceras personas; a veces, la tristeza crónica puede complicarse con otros síntomas: como aislamiento social, consumo abusivo de alcohol o de psicofármacos, etc. A nivel físico, hay presencia de alteraciones del sueño y del apetito, pérdida de peso, vómitos, mareos, estreñimientos, dolores musculares o de cabeza, que hace que visiten al médico con mayor frecuencia. Incluso pueden llegar a manifestar síntomas de la enfermedad de la persona fallecida. En concreto, los síntomas de las viudas tienden a manifestarse en forma de síntomas físicos: fatiga, insomnio, pérdida de apetito, pérdida de peso, etcétera, que son reflejo de la depresión existente.
En las fases iniciales del duelo pueden predominar los síntomas físicos, sin embargo, con el transcurso de los meses estos síntomas pueden decaer, pero se hacen más frecuentes los síntomas psicológicos (desesperanza, desvalorización, ira, deseos de morir, etcétera).
Los factores para experimentar un duelo patológico son los siguientes: edad de la persona fallecida, tipo de muerte, variables psicosociales; inestabilidad emocional previa del paciente y experiencia negativa de pérdidas anteriores.
La tasa de mortalidad de las viudas recientes es 2 veces mayor y la de los viudos recientes es de 4 veces mayor, que la de las personas casadas de la misma edad.
Abordaje terapéutico
Las estrategias cognitivo-conductuales como la exposición, la reestructuración cognitiva y algunas otras provenientes de la terapia interpersonal para la depresión son las de mayor utilidad para el abordaje del duelo patológico. El objetivo del tratamiento es reducir la tristeza y la ansiedad, aumentar la autoestima y disminuir el aislamiento social, todo ello encaminado a mejorar la calidad de vida del paciente y a prevenir la cronificación del trastorno.
En el proceso terapéutico se pueden distinguir cinco metas fundamentales: 1) facilitar la expresión de los sentimientos reprimidos hacia la persona fallecida y relatar la relación que mantuvieron; 2) fomentar la expresión de las circunstancias que condujeron a la pérdida; 3) lograr la expresión de información no expresada y reprimida; 4) centrar la terapia en la solución de los problemas cotidianos y en la readaptación a la vida diaria; 5) proyectar al sujeto hacia el futuro de forma gradual, implicándole en la realización de actividades gratificantes.
Los tipos de intervención son tanto el tratamiento individual como el grupal y/o familiar. El tratamiento individual favorece la adaptación de las conductas que representan un problema. La intervención grupal y/o familiar optimiza los recursos y los resultados al brindar apoyo social. En ocasiones puede ser útil combinar ambas formas de tratamiento para obtener las ventajas de cada una de ellas (Barreto y Soler, 2004).