Tabaquismo

¿Necesita asegurarse de tener tabaco siempre encima? ¿Fuma más en función de cómo se siente, en especial si está de mal humor o triste? ¿Necesita fumar para calmarse? ¿Si se queda sin tabaco y las tiendas ya están cerradas le causa malestar? ¿Ha intentado dejar de fumar y no lo consigue?


 Breve descripción del trastorno

La dependencia y la abstinencia de nicotina se puede dar con el consumo de cualquier modalidad de tabaco, ya sean cigarrillos, chicles, polvo, pipa y puros, o con parches y chicle de nicotina. La capacidad relativa de estos productos para provocar dependencia o inducir abstinencia está en función de la rapidez de la vía de administración (fumada, oral o a través de la piel) y de la cantidad de nicotina que tiene el producto consumido.

– Síntomas destacados:

  • Síntomas de dependencia: necesidad de consumo que no se puede evitar, tolerancia a la nicotina (se va fumando cada vez más), se acude al consumo de nicotina cuando se tienen problemas o se está estresado, nervioso o triste, principalmente. Se acaba dirigiendo una atención central al tabaco: ver si se puede fumar en el sitio al que vas, tener que estar fuera de un bar para fumar, interrumpir actividades para fumar…
  • Síntomas de abstinencia: estado de ánimo depresivo, problemas de sueño, irritabilidad, frustración o ira,  ansiedad, dificultades de concentración, inquietud, disminución de la frecuencia cardíaca,  aumento del apetito o del peso.

Se empieza a fumar normalmente durante la juventud. La rapidez del desarrollo de la dependencia no está clara. Cuando se sigue fumando después de los 20 años, un 95%  llega a ser fumador habitual y diario. Entre quienes dejan el tabaco con éxito, menos del 25% lo consigue al primer intento. Mayormente se fracasan 3 o 4 intentos antes de conseguir dejar de fumar. Los síntomas de abstinencia pueden empezar a las pocas horas de dejar de fumar; el punto máximo se da entre el primer y cuarto día y duran los síntomas unas 3-4 semanas. Los síntomas depresivos que aparecen al dejar de fumar pueden ser responsables de las recaídas. El aumento del apetito y del peso persiste durante 6 meses como mínimo. A los 6 meses de haber dejado de fumar, el 50 % afirma haber tenido deseos de fumar un cigarrillo en las últimas 24 horas.


Propuesta de abordaje terapéutico

El objetivo principal para dejar de fumar sería eliminar el hábito de fumar. Para esto es importante realizar psicoeducación explicando la relación que existe entre los pensamientos, emociones y conductas, cómo se influyen y cómo podemos cambiarlo. Para conseguir modificar esa influencia es necesario conocer la frecuencia con la que se fuma, las situaciones en las que más se fuma, las horas del día, cuándo, con quién… Conocer las propias emociones y saber manejarlas también resulta importante, puesto, que el fumar en muchos casos está fuertemente vinculado con el estado de ánimo o la necesidad de relajarse. Trabajar en fomentar maneras de relajarse y de pasar el tiempo libre nuevas, que no vayan acompañadas por un cigarro. Entrenar en técnicas de relajación para poder aliviar la ansiedad y el estrés y no intentar solucionarlo con un cigarro. Desarrollar habilidades sociales para el manejo de situaciones conflictivas o de deseo para ayudar a tener un afrontamiento correcto. Es importante también saber qué se considera ser fumador, en qué consiste la dependencia física y psicológica, cuánto duran, qué riesgos existen, complicaciones… Conocer los mitos y verdades sobre el tabaco, e investigar e identificar las razones por las que se fuma. Habría que trabajar también factores de riesgo y de protección, y prevención de recaídas., para aumentar la sensación de control sobre la superación del problema y no generar falsas ilusiones ni expectativas. Todo esto alimentando la propia motivación para dejar de fumar y decidiendo libremente si se desea dejar de fumar.

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