Trastorno Disocial

¿A menudo fanfarronea ante los demás? ¿Amenaza o intimida a otros? ¿Suele iniciar peleas físicas? ¿Ha utilizado alguna vez un arma con el objetivo de dañar a otras personas? ¿En alguna ocasión ha herido a algún animal? ¿Ha robado a otras personas usando la violencia? ¿Alguna vez ha usado la fuerza para aprovecharse sexualmente de otras personas? ¿Ha provocado algún incendio intencionadamente? ¿Ha dañado alguna propiedad con la intención de robar? ¿Habitualmente usa la mentira para su propio beneficio? ¿Le cuesta volver a casa a la hora estipulada? ¿Tiene dificultad para obedecer a las órdenes que se le dan? ¿Ha pasado alguna noche fuera de casa sin avisar? ¿Suele hacer novillos en la escuela? ¿Tiene dificultad para hacer amigos? ¿Le cuesta sentirse culpable tras sus actos negativos? ¿Tiene dificultad para sentir remordimientos después de dañar a terceras personas?


Descripción del trastorno

Se caracteriza por un conjunto de comportamientos en contra de la sociedad con los que vulneran los derechos básicos de las demás personas además de incumplir las reglas. Este trastorno provoca un deterioro importante en las áreas académica y social. Existen 4 categorías de síntomas:

  • Agresión: incluye amenazas, intimidaciones, peleas, daños físicos y agresiones sexuales
  • Destrucción de la propiedad: incendios intencionados y daños a propiedades causados deliberadamente.
  • Fraudes o robos: daños en objetos de otros, timos y robos
  • Violaciones graves de las normas: antes de los 13 años ya incumplen el horario de volver a casa de noche y suelen faltar a clase, además de escaparse de casa.

Existen 2 subtipos en función de la edad de inicio: Tipo de inicio infantil (antes de los 10 años) y Tipo de inicio adolescente (después de los 10 años). En cuanto a la gravedad encontramos 3 niveles (leve, moderado y grave).

Son varios los rasgos conductuales que caracterizan este trastorno, generalmente no saben ponerse en el lugar de la otra persona, no tienen la capacidad de anticipar las consecuencias de sus actos, distorsionan la realidad, no tienen remordimientos ante sus malas prácticas ni se sienten culpables, lo que genera rechazo entre las personas de su entorno y a su vez  disminuye su autoestima. Existen causas genéticas pero en este trastorno además es determinante el ambiente, ya que en familias desestructuradas y con pautas de enseñanza equivocadas puede aumentar el riesgo de sufrir el trastorno.

Debe distinguirse del trastorno negativista desafiante, del TDAH, del trastorno adaptativo y de algunos comportamientos antisociales que se presentan de forma aislada.


Abordaje terapéutico

La intervención tiene como objetivo general prevenir problemas mayores mejorando el funcionamiento del niño en sus diferentes contextos. El tratamiento se basa en terapia cognitivo-conductual. Se trabaja intentando aumentar la capacidad del niño para afrontar y resolver problemas sin dañar a terceros y procurando mejorar sus habilidades de comunicación, así como darle a conocer estrategias para que aprenda a controlar los impulsos y la ira. También es fundamental la inclusión de una terapia familiar con el objetivo de introducir cambios procurando mejorar la capacidad de comunicación y fomentar la interacción entre los miembros de la misma. Con el conjunto de iguales, por ejemplo compañeros de clase, resulta positivo realizar terapia de grupo para trabajar las habilidades sociales y a la vez sirve para comprender mejor el trastorno.

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