Las relaciones entre los hermanos, por muy buena relación que mantengan, no siempre son idílicas. Se puede producir algún roce, pelea o problemática en el comportamiento entre hermanos.

En la mayoría de ocasiones las peleas entre hermanos no son consecuencia de un problema, simplemente son normales dentro de la conducta infantil. Con el paso del tiempo las peleas van disminuyendo para comportarse de forma más correcta.

Las peleas entre hermanos dentro de lo normal, permiten que el niño pueda aprender habilidades de afrontamiento al problema y resolución de conflictos, de esta forma aprenden a resolver sus problemas y ello hace que adquieran mayor independencia.

Se producen más cantidad de peleas cuando la diferencia de edad no supera los cinco años. En la mayoría de ocasiones se producen por celos o por un intento de llamar la atención. El motivo de discusión mayormente suele ser simple y se puede identificar si los padres observan cuándo se produce el conflicto y quien lo inicia, una vez identificamos el motivo se puede trabajar con ellos para evitarlo.

Un consejo práctico es no realizar comparaciones entre hermanos. Es importante que cuándo se produzca una pelea entre los hermanos los padres puedan tranquilizarlos y les ayuden a exponer los motivos de cada uno. Es una manera de trabajar la empatía, enseñar a cada uno a tener en cuenta los sentimientos de su hermano y los efectos del comportamiento que tiene sobre él y cómo le hacen sentir.

Después hay que propiciar que ellos mismos expongan sus opciones para solucionar el problema y sugerirles ideas si ellos no son capaces de aportarlas. Se trata de hacerles conscientes que siempre hay una solución posible en la que ambas partes queden satisfechas.

5 pasos para gestionarlo:

  • Cada niño expone su punto de vista.
  • Ambos niños repasan y sospesan las soluciones posibles.
  • Eligen la opción que más les satisfaga a ambos.
  • Ayudarles a ponerla en practica.

Los padres deben transmitir a los hijos que las peleas no es el comportamiento adecuado para solucionar un conflicto y que hay ciertas normas de comportamiento que debemos seguir. Debemos intentar no posicionarnos en uno de los bandos porque ello avivará el conflicto.

Debemos tener en cuenta el desarrollo del menor, y por lo tanto la intervención del adulto debe disminuir con el paso del tiempo, ya que el niño debería ir adquiriendo poco a poco habilidades en la resolución de conflictos.

Es importante generar un buen clima fraternal dónde se favorezca un vínculo afectivo y positivo entre los hermanos dónde el diálogo y el respeto mutuo formen parte de las relaciones entre los miembros de la familia ya que de lo contrario nuestros hijos imitarán el comportamiento adulto.

Debemos fomentar el diálogo y las conversaciones acerca de las emociones que sentimos y evitar la comparación directa entre hermanos, potenciar la autoestima y tratar a cada hijo desde su individualidad y facilitar el intercambio de afecto y apoyo entre los hermanos.

Por lo tanto debemos asumir el conflicto como algo natural y proponer soluciones originales y creativas en el caso que ellos no las tengan para mediar el conflicto cuándo éste aparezca para resolverlo y que sean ellos mismos que decidan cuál es la mejor solución.